De heridas y cicatrices...


Aprovechando que ayer (25 de Septiembre 2011) se celebró la última corrida de toros en la Plaza Monumental de Barcelona España, voy a contar una historia. Siempre un tema polémico esto de las corridas de toros. ¿Qué tanto es tradición y fiesta y que tanto es violencia y abuso animal?
Un día hace algunos años, me encontraba yo en mi entrenamiento para convertirme en novillero. Aprendía los lances en la Escuela Taurina. Ahí estaba yo, valiente, con montera, capote y coletilla,  de pie frente a la cabeza con rueditas de lo que alguna vez fue un toro de unos 450kg y en pose de "matao" imaginaba el lleno en "La México". Quise ser Matador porque siempre lo sentí en la sangre, la rama española de mi familia mexicana se me notaba hasta en el sazón de la paella, y sobre todo porque mi abuelo siempre me llevó a la plaza de toros y antes de que muriera se lo prometí. Obviamente mi primer Toro en "La México" estaría dedicado a Él. Recuerdo como si fuera ayer: se emocionaba, gritabamos "porra de sooool" y siempre recibimos la misma rechifla.
Después de un par de años dando muletazos a vaquillas como novillero. Llegó el momento de entrar al ruedo acompañado a un verdadero animal.

Nombre: Bailaor
Peso: 457kg
"Negro bragado, paticorto, cornivuelto"

En otras palabras "el mismo diablo".

La bestia me veia con unos malditos ojos negros, profundos cual abismo del 5º infierno, con destellos flamantes y bufidos que resonaban por encima de la multitud. Se mecía de un lado a otro, de izquierda a derecha, como bailando el hijoepu... Obvio, ahí se me quito lo valiente. De por si nunca lo fui, y así que tu digas, valiente valiente, pues no. Digo, si una vaquilla de 150kg te saca un pedito, ya el pinche demonio de casi media tonelada... es cambio de calzones seguro.

Mi error fue salir corriendo despavorido con el terror en alma, la mirada perdida y buscando el burladero como quien busca agua en el desierto.

Acto seguido sentí como si volara a través de la arena, miraba al cielo y este daba vueltas, la arena estaba por encima de mi cabeza y el cielo, extrañamente lo miraba de reojo, estaba por abajo. No estuve consciente de la punzada en la pierna derecha, hasta que deje de rodar y los sub-alternos me quitaron la bestia de encima. Ya en enfermería pude mirar el origen de cierto dolorcillo en la pierna derecha. La cornada entró por detrás de la rodilla en sentido ascendente hacia parte interna-frontal del muslo desgarrando piel y músculos.......
Afortunadamente no cortó ninguna vena y 18 puntadas fueron suficientes para dejar el ruedo a los profesionales.

La verdad es que me caí en una construcción por andar jugando y se me enterro una varilla. pero lo de las 18 puntadas es cierto...

Me encuentro partido en esta situación. Si pudiera hacer una lista de las 10 cosas que me enseño mi abuelo antes de morir. no llegaría a 6... pero seguro las primeras 3 son:
1. Irle a las poderosísimas Águilas del América
2. Cuba libre de Bacardí blanco
3. Apreciar una buena corrida de toros en la Monumental Plaza México.

Por un lado me gustan las tradiciones, y esta de los toros la verdad es que me resulta muy agradable pero por el otro pues si esta como "pinche" hacer sufrir animales por mera diversión, es como las peleas de perros o de gallos...

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