Ésta historia iba a ser una crónica de aquella vez cuando me chupo la bruja, pero recuerdo cada detalle, cada momento, y ella no era ni tan bruja y tampoco fue una experiencia tan desagradable, ¿Por qué no hay más brujas de esas en mi vida? En fin, esto salió porque por azares del destino terminé la noche de anoche en el Zócalo de nuestra amada ciudad de la esperanza. Pero, ¿por qué fui al zócalo en noche de Todos Los Santos?
Bien, en México tenemos la bonita tradición desde antes de que los españoles llegaran a estas tierras, de celebrar y recordar con cariño a todos aquellas personas que se nos han adelantado en el camino. Celebramos que ya están con la Luz, con Dios, con Buda, en el Paraíso, en Mictlán o en Valhalla, o a donde sea que nuestras creencias nos lleven. Y recordamos la forma en que influyeron en nuestra vida, el amor que nos dejaron y el que seguimos teniendo por ellos. Así una de las formas más tradicionales es haciendo un altar dedicado a sus almas y ofrendando alimentos y bebidas. Ambos conceptos bastante "misteriosos". ¿Qué es eso de levantar altares a los muertos y haciendo ofrendas para que sus espíritus descansen? ¿No son esas cosas de magos y brujas? Pues en México todos somos magos y brujas al menos durante esta época del año. Y bueno, terminé en el zócalo porque quise ir y ver la exposición de ofrendas que se organizó y donde cada Estado de la República mostraba el estilo clásico de cada lugar, al mismo tiempo hubo otro tipo de ofrendas donde artistas presentaron trabajos alusivos a la ocasión. Y para lograr tal hazaña, improvise que Alejandra que me acompañara y fuese cómplice en esta aventura.
La parte interesante es observar como la fuerte influencia del Halloween norteamericano se mezcla con la celebración nacional. Aunque tampoco el Halloween es una celebración asi que digamos pagana, pues la palabra viene de una deformación del inglés antiguo "hollow's eve" o "víspera de los Santos" una celebración de origen celta (creo). Toda la calle de Madero se encontraba llena de demonios, diablos, hombres lobo, zombis, catrinas, calaveras y hasta super héroes como Batman y Bob esponja, ok ese no es super héroe, pero ahí estaba también...
Desde el zócalo hasta eje central fluía el río de seres nocturnos, que lanzaban gritos a aquellos lo suficientemente desprevenidos como para saltar un par de metros del susto. Podías tomarte una foto con los disfrazados a cambio de alguna moneda. Me divertí bastante, a pesar de la gran cantidad de personas puedo declara que todos estábamos en la buena onda. Desconozco si nuestras autoridades reportaron saldo blanco, pero seguro que si.
Después del viaje, la reflexión: "¿Por qué cuando alguien muere, tiene que doler?" después de darle vueltas y vueltas es porque amamos los que se van y aún que ya se hayan ido, los seguimos amando...
Éste va por todos los que nos esperan, porque al fin y al cabo todos vamos para allá...
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