Una Mexicana que fruta vendía

© Liliana Carrera
Ilustración: Liliana Carrera
María. Una Mexicana que fruta vendía... Venía de Iztapalapa, de por los rumbos de la Santa Cruz Meyehualco, y desde allá, llegó hasta acá. Una, no tan joven, mujer de muy buenas carnes, de esas llamadas bellezas nativas, Casi casi una Miss Tenochtitlan, o lo que es lo mismo la Flor más Bella del Ejido, tenía ese color de piel que solo el Sol y el aceite de coco en conjunto pueden lograr. Resumiendo, si estaba linda la muchacha...

No fue un viaje muy largo para María, lo hacia todos los días, hasta llegar al Mercado de la Merced. Oriunda de Alvarado Veracruz vino a la ciudad. Gracias a su origen, María tenía un lenguaje tan folklórico que podían haberse hecho estudios sobre la lingüística del sub-dialecto que manejaba. Los chingados, cabrones e hijodeputas le brotaban de los labios con una facilidad que sonrojaba a los mismos "diableros". Y en albures, dictaba cátedra los sábados por la mañana, entre chiles y papayas, a los hijos de las verduleras de la Nave 1. María llegó a la Ciudad de México cuando venía a visitar a su Tía Chonita (Dicen los que saben, que la Tía Chonita hacía los frijoles rancheros más deliciosos del mundo y hasta los los vendía en la TV) pero el día que llegó a casa de la Tía Chonita todo fue llanto y dolor porque Chonita había Muerto de un ataque Bacardí-aco, 3 litros de Bacardí blanco fueron suficientes para llevarse a Chonita a la tumba. Y es que desde que Ramón, su hijo, cayó en cárcel hacía año y medio por robo de autopartes, Chonita se había vuelto alcohólica.

Y si... María vendía fruta en la Merced. Unos días vendía ciruelas, chabacanos, y otro melones y sandías. Si bien María tenía su "famita" en el mercado, no era por precisamente por recatada o buena niña, ni mucho menos por discreta, era bien chismosa la condenada. María se sabia bonita, y utilizaba eso para su beneficio. Sabía hasta donde mostrar el escote para vender mejor sus melones por ejemplo. Las Verduleras la llamaban la "Víbora de la Mar" Por varias cosas; por chismosa, por arrastrada, (con sus maridos principalmente) porque tenía harta cola que pisarle y porque venía de la costa. Pero a pesar de todo esto, María tenía algo muy importante, además de ser linda, léida y escribida, tenía carisma.

Cierto día, María tenía una cita con Valente a las siete de la noche en esa famosa pulquería llamada "La Risa" en las céntricas calles de Mesones. La joven cerró temprano el puesto de frutas, ese día le toco vender sandías, para poder llegar a tiempo a su cita. Sus problemas comenzaron cuando le cayó Esteban el hijo de la cebollera del puesto E-33.

- ¿Qué tranza, mi Mari se va a hacer hoy?

- Hoy no mi chavo. Además, ya te dije que me va a levantar la chota si me ven cachondeando contigo, tas muy chavito y tu jefa y las pinches verduleras ya nomas están checando a que hora riego el tepache.

- Pero ya casi cumplo 17 y tu dijistes...

- Pos si, pero todavia no los cumples chavito y llegándole que se me hace tarde.

- Uy! ya te vas con el Valente. ya te dije que ese cabrón anda en malas compañías mi Mari, pero en fin cuídate.

- Andale, pendejo síguele y vas a ver.

- Pero si eso es lo que quiero mi Mari. Quiero ver - dijo Esteban y salió corriendo con una sonrisa lujuriosa.

- Escuincle cabrón!!!- le gritó María, con la misma sonrisa.

Acto seguido, María se dirigió hacia el Metro Merced, de ahí solo eran dos estaciones a la estación Isabel la Católica, cerca de ahí estaba la pulquería. No acabada de entrar al andén cuando la policía comenzó a desalojar la estación.

- Que pasó mi Poli?- Pregunto María a Gumaro, un panzón de unos 58 o 60 años vigilante habitual de la estación.

- ¿Qué pasó mi Mari? ¿Cuándo me toca de nuevo, ya te extraño?

- Y yo a usted Don Gumaro - y no mentía, ese Gumaro se sabía unos cuantos trucos que hacían felices a su esposa, a María y a Doña lencha la de la bonetería de Pino Suarez.

- Pero ya dígame ¿qué paso?.

- Pues que a una chava se le acabó el andén... iba caminando y cayó al paso del tren. Ahorita vamos a revisar los videos para ver que pasó, pero mientras hay que sacarla de ahí.

- Chingao! que no piensan en el prójimo??? si se quieren matar, que se maten pero... uno que culpa? Bueno, ya me voy que sino no llego. Ahi le aviso cuando le toca Don Gumaro. - le susurró al oído al despedirse con un beso en la mejilla y una coqueta sonrisa en los labios.

7:10 PM y Valente esperaba ansioso. Ya le traía ganas a María desde hace tiempo.

- Está bien buena la condenada - pensaba Valente saboreando esas carnes morenas en su imaginación. El plan estaba por ser ejecutado en un par de horas. Después de los curados de piñon, pasearían por las céntricas calles de la Ciudad. Dirigiendose como no quién no quiere la cosa a ese motel con espejo en el techo, tina de  hidromasaje  y decoración de Imperio Romano, ( todo patrocinado por Galerias El Triunfo).

Por lana no paraba. Sus "cuates" lo habían recomendado para una chambita que salió de puros pelos. Salvo el incidente de que se le había salido un tiro y se le murió la víctima, todo había salido bien. Quince mil varos.  Cinco mil para quienes dieron el pitaso y diez mil para él por hacer la chamba. De verdad pensaba que si no hubiese sido porque el dedo se le resbalo todo habría sido perfecto. ¿Remordimiento? No mucho, al fin solo era una chamba.

Y en eso estaba Valente cuando a lo lejos la "Víbora de la Mar" se contoneaba cual modelo de Victoria's Secret nacional. La idea de "Está bien buena la condenada" otra vez paso por su mente. Tal embobado estaba con la visión de suculento bollo que se iba a comer, que no se percató de que detrás de María caminaban en su dirección lo que cualquier chilango conocedor podría haber identificado como elementos de la policia judicial. Que al verle a la cara y compararla con una impresión de una captura de video de seguridad, le reconocieron como el ladrón que cuatro días atrás se había escabechado al sobrino de un diputado local del PRD. "Pobre cabrón" fue lo único que pudieron pensar lo policias, demostrando así la única pizca de compasión que pueden sentir por un ser humano.

Y ni agua va,  ya le estaba agarrando una nalga a María antes de saludarla, cuando se armó la de Dios es padre. Gritos, empujones y caos.

- ¡Alto asesino! ¡Estás arrestado! - Eso hubieran gritado los policias en cualquier otra parte del mundo...
-¡Ora hijo de la chingada, ya te cargó el payaso! - y empezó la corretiza.


Todos para todos lados. María corría porque clarito había escuchado "hija" en lugar de "hijo". Tras! Tras! Tras! puestos ambulantes volaban a su paso pues iba verdaderamente en chinga. María tuvo la loca idea de que la buscaban a ella, seguro por adulterio.

- ¡Déjenme pasar! ¡Déjenme pasar! - Gritaba a la vez que corría muy por delante de la policia. Que en realidad no la seguía a ella sino que se quedaron atrás deteniendo a Valente cuando tropezó con un puesto de garnachas echándose todo el aceite hirviendo encima. No conformes, los sujetos lo golpearon bastante, y de ahí a un stratus con torreta. Nunca más se volvió a saber de Valente.

Por la mañana siguiente, María estaba en su puesto de frutas (hoy tocaban papayas)  pensando en el día anterior...

-"Que poca... se me cebo ayer con el Valente y no me ha llamado. ha de creer que estoy salada". y en eso estaba cuando Esteban la interrumpió con su saludo.

- ¡Hola mi Mari! - con el mismo tono lujurioso.

- ¡Hola mi Esteban! ¿Que crees?

- Que el Valente la tiene chiquita!

- No 'mijo,   Qué hoy te toca.......

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