Cuando yo tenia como tres años, era muy enfermizo, y aunque Ud. No lo crea, fui muy flaquito y bajito de estatura para mi edad. Debido a estas enfermedades constantes, fui dosificado con inyecciones en cantidades, yo llamaría, industriales. Fui medicado con sustancias que debían entrar en mi cuerpo vía una aguja hipodérmica. Una jeringa que con medicamento se acoplaba a la aguja. La aguja entraba a través de la piel y penetraba en el músculo. (mi nalga izquierda por lo general) El medicamento se empujaba hacia el interior del músculo al presionar el émbolo de la jeringa. Cuando el medicamento había sido inyectado dentro del músculo, retiraban la aguja. Para mi las inyecciones eran dolorosas, invasoras, me generaban un malestar emocional muy grave. Ahí nació mi miedo/pavor/odio por las pinches, pinches inyecciones.
Recuerdo las corretizas cuando tenia 4 o 5 años y los sometimientos subsecuentes cuando era necesario aplicarme un tormento de esos solo por culpa de un poco de calentura y tos.
Acto seguido comenzaron los sobornos. (Venga! vamos a corromper la inocencia de una pobre criatura)
- Mi hijito si te dejas inyectar te vamos a regalar un juguete de esos que te gustan tanto de la Guerra de las Estrellas.
- se llama "Guerra de las Galaxias" papá. Con Luke Skywalker y "ar-tu-ri-to"
- es que esos son otros hijito y son mas caros.
Nomas me lo enseñaban y mis ojitos brillaban de emoción. Cedía un poco la resistencia. Mi papá me llevaba al altar de sacrificio tomaba la jeringa con 10ml de penicilina o alguna de sus dolorosas variantes. y "Tomala!!!"
- Ponte flojito. No duele.
- si duele papa*
- No te pongas duro porque sino la jeringa no entra y te va a doler mas
- ya estoy flojito (apretando el asterisco con mucha fuerza)
- ya se tapo la aguja esperate tantito.- con esto siempre aflojaba un poco.
- si pa yo me esp........aaaaaaaaaaahhhhhahhhhgggggggggg
-ya esta no paso nada , no paso nada, ves? no duele!
(traduccion de: buaaa sinffff si- si. me-- buaaaaa- leleeeeeeee snifffffff Maammmmaaaaaaaaaaaaa!)
... y esta situación se repetía con una frecuencia de entre tres y cuatro veces por semana, cada tres semanas. Lo cual me dejó con una colección de más o menos, 135 muñequitos, algunos vehículos y un Halcón Milenario cuando quede internado una ves.
Estoy seguro que con esto dejo claro mi fobia a las jeringas. Hoy en día, sigo evitando las inyecciones a toda costa. Tal es mi trauma que cuando el tema de las jeringas sale a la platica, tengo la sensación del piquete en mi nalga izquierda, al escribir estas lineas siento una punzada constante y desagradable. Pero el instinto de supervivencia natural en nuestra especie humana a desarrollado un mecanismo de defensa (por lo menos contra el trauma). Al recibir una inyección me pongo muy nervioso (obvio). Una vez pasado el incidente y en un lapso de 10 a 15 minutos después... todo se vuelve negro. Cual zarigüeya, mi cerebro bloquea todas las funciones del sistema, produciendo lo que se conoce como black out o apagón y me desmayo.
Pero uno no puede evitar por siempre las inyecciones o en tal caso las "sustracciones". Aun no entiendo el afán de los médicos por solicitar exámenes sanguíneos. Recuerdo una vez que me hice una química sanguínea de 24 elementos. sobre lleve el evento sin problema aparente. Es mas, ya habían pasado cerca de 25 minutos cuando ya me encontraba en la esquina de Insurgentes y Eje 2 NTE esperando el autobús que me llevaría a la Universidad. estaba totalmente equipado para evitar cualquier contratiempo con mis dos algodoncitos; el de mi brazo izquierdo para la herida de la aguja y el que traía en la mano derecha "por si me mareaba". y ahi estaba yo solo esperando el autobus..... recuerdo que de repente me estaban levantando dos señoras del piso, como llegue al nivel de las hormigas, sinceramente no lo recuerdo. Pero la señora fue muy amable al recomendarme enfáticamente, en tono de regaño, que dejara de consumir estupefacientes.....
Recuerdo las corretizas cuando tenia 4 o 5 años y los sometimientos subsecuentes cuando era necesario aplicarme un tormento de esos solo por culpa de un poco de calentura y tos.
Acto seguido comenzaron los sobornos. (Venga! vamos a corromper la inocencia de una pobre criatura)
- Mi hijito si te dejas inyectar te vamos a regalar un juguete de esos que te gustan tanto de la Guerra de las Estrellas.
- se llama "Guerra de las Galaxias" papá. Con Luke Skywalker y "ar-tu-ri-to"
- es que esos son otros hijito y son mas caros.
Nomas me lo enseñaban y mis ojitos brillaban de emoción. Cedía un poco la resistencia. Mi papá me llevaba al altar de sacrificio tomaba la jeringa con 10ml de penicilina o alguna de sus dolorosas variantes. y "Tomala!!!"
- Ponte flojito. No duele.
- si duele papa*
- No te pongas duro porque sino la jeringa no entra y te va a doler mas
- ya estoy flojito (apretando el asterisco con mucha fuerza)
- ya se tapo la aguja esperate tantito.- con esto siempre aflojaba un poco.
- si pa yo me esp........aaaaaaaaaaahhhhhahhhhgggggggggg
-ya esta no paso nada , no paso nada, ves? no duele!
(traduccion de: buaaa sinffff si- si. me-- buaaaaa- leleeeeeeee snifffffff Maammmmaaaaaaaaaaaaa!)
... y esta situación se repetía con una frecuencia de entre tres y cuatro veces por semana, cada tres semanas. Lo cual me dejó con una colección de más o menos, 135 muñequitos, algunos vehículos y un Halcón Milenario cuando quede internado una ves.
Estoy seguro que con esto dejo claro mi fobia a las jeringas. Hoy en día, sigo evitando las inyecciones a toda costa. Tal es mi trauma que cuando el tema de las jeringas sale a la platica, tengo la sensación del piquete en mi nalga izquierda, al escribir estas lineas siento una punzada constante y desagradable. Pero el instinto de supervivencia natural en nuestra especie humana a desarrollado un mecanismo de defensa (por lo menos contra el trauma). Al recibir una inyección me pongo muy nervioso (obvio). Una vez pasado el incidente y en un lapso de 10 a 15 minutos después... todo se vuelve negro. Cual zarigüeya, mi cerebro bloquea todas las funciones del sistema, produciendo lo que se conoce como black out o apagón y me desmayo.
Pero uno no puede evitar por siempre las inyecciones o en tal caso las "sustracciones". Aun no entiendo el afán de los médicos por solicitar exámenes sanguíneos. Recuerdo una vez que me hice una química sanguínea de 24 elementos. sobre lleve el evento sin problema aparente. Es mas, ya habían pasado cerca de 25 minutos cuando ya me encontraba en la esquina de Insurgentes y Eje 2 NTE esperando el autobús que me llevaría a la Universidad. estaba totalmente equipado para evitar cualquier contratiempo con mis dos algodoncitos; el de mi brazo izquierdo para la herida de la aguja y el que traía en la mano derecha "por si me mareaba". y ahi estaba yo solo esperando el autobus..... recuerdo que de repente me estaban levantando dos señoras del piso, como llegue al nivel de las hormigas, sinceramente no lo recuerdo. Pero la señora fue muy amable al recomendarme enfáticamente, en tono de regaño, que dejara de consumir estupefacientes.....
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