Otra de visitas relámpago

Iglesia de San Miguel Arcángel
San Miguel de Allende, Guanajuato.
Nuevamente de viaje inesperado. En ésta ocasión me tocó venir a esta linda ciudad, aunque sea solo por pocas horas. Venir a San Miguel de Allende es disfrutar de la Arquitectura, de la Historia y de la Gastronomía... en mi caso olvidemos la Arquitectura y la Historia, pues ¿a quien le interesa que Ignacio Allende fue Héroe de la Independencia o que la ciudad es Patrimonio cultural de la humanidad para la UNESCO??? Bueno, no es que no me interese pero eran cerca de las 5:00pm y no había desayunado, y eso no era bueno para mi salud. 
La verdad es una pena que el tiempo no sea suficiente, si acaso para visitar la plaza, dar una vuelta a la calle de la iglesia de San Miguel Arcángel, de cantera rosa con estilo barroco, y buscar un buen restaurante. Lástima que la estúpida red 3G de Telcel no funcionaba bien. Así que sin intensión ni pretensiones, caminaba yo por la 4ta calle de Mesones y supuse que por ahí sería un buen lugar para encontrar algo para comer. 
Caminando llegué a un lugarcillo ameno en el numero 103, este sitio que se llama Tio Lucas. Por el nombre supuse que sería un lugar de chelas y sabritones... dicen que atendido por su dueño Max. La verdad es que nunca lo vi.
De entrada Queso Provolone a las finas hierbas. simplemente no lo resistí. Conociendo que en en la zona se producen quesos de gran calidad opté por este tipo de queso ahumado, asado en aceite de oliva espolvoreado con una mezcla de hierbas aromáticas y acompañado por tomates deshidratados. Acto  seguido. llegó una brocheta mar y tierra que fue más que suficiente para satisfacer mi apetito. La carne en su punto y los camarones muy bien aderezados, se combinaron de gran forma en este plato, si acaso estuvo de más una salsa agridulce que no sentí que aportara mucho (ay si!, ya me siento crítico porque veo el gourmet.com) 
El Lugar era muy agradable, buen ambiente, musica de guitarras que alternaban entre boleros y rancheras (de esas que te llegan todas), la decoración con lamparas de esas de estrellas fabricadas de latón y espejos que me recordaron mi fiesta de graduación de la Universidad... en esa fiesta no hubo de esas lamparas pero algo me hizo evocar esa fiesta. 
Se me acerco un compañero comensal (le vi comer un ribeye de como 350gr con cierta envidia, mis triglicéridos ya no me lo permiten) me ofreció sus servicios de dibujante. 


- un retrato amigo? 
No gracias, no me gusta que me retraten mientras como, pensé 
- No gracias, ya será para otro día. 
Y así al salir de este lugar tome mi taxi en la esquina del Teatro Angela Peralta que me llevaría de regreso a la estación de autobuses.

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