Me gusta la garnacha, si es light mejor.

Entre tanta comedera uno tiene que hacer esfuerzos sobrehumanos para seguir con el regimen. Haber sobrevivido a las posadas, navidad, año nuevo, rosca de reyes y sus respectivos recalentados con solo haber ganado 1.8kg es un resultado digno del reconocimiento de cualquier nutriólogo de esta ciudad.

Y entonces, después de toda la tragadera vienen los propósitos de año nuevo inherentes a la perdida de peso, la rehabilitación de la condición física y la obsesión de conseguir/mantener un cuerpo de portada de Men's Health. (o Women's Health según corresponda o se prefiera). Así llegamos al cliché de mencionar que en esta primera semana del año los propósitos de bajar de peso son muy populares y los gimnasios están llenos de voluntades, al fin quebradizas, que al llegar al mes de marzo se habrán dado por vencidas y habrán retomado los hábitos de la garnacha. No los culpo, tampoco los juzgo. Me solidarizo con ellos y comparto con esas personas la delicia del huarache con costilla, la gordita de chicharrón y el tlacoyo de requesón. Pero ¿Por qué la mayoría de ocasiones en que nos proponemos una meta de este tipo fracasamos? Bueno en realidad la respuesta se llama voluntad.

Heidi Grant Halvorson tiene un librito en el que explica al lector que la voluntad no es esa fuerza misteriosa que permite a la gente exitosa alcanzar sus metas. En Succeed: How we can reach our goals, Heidi, quien es una investigadora del éxito, nos explica que la voluntad se define mejor como autocontrol y es como un músculo que requiere ser ejercitado. Así como hay atletas especializados para pruebas de fondo, de velocidad, de deportes de conjunto, de la misma manera tenemos distintas características, habilidades y factores personales que determinan la forma en que alcanzamos nuestras metas. Por esta razón es muy importante identificar nuestras propias habilidades de autocontrol. Esto nos permite definir la estrategia que tomaremos en cuenta para las acciones que deberemos llevar a cabo para alcanzar nuestras metas.

Uno de los muchos consejos que nos brinda la Dra. Grant, es que debemos tomar en cuenta distintos puntos de vista para establecer las metas; en función del ¿Qué? y en función del ¿Por qué?. Para elegir el punto de vista que más nos conviene debemos preguntarnos con cual nos sentimos más cómodos. supongamos que estamos pasando la aspiradora por toda la sala. ¿cuál es la meta?

  • Punto de vista ¿Qué? - Estamos levantando el polvo del piso 
  • Punto de vista ¿Por qué? - Estamos conservando una habitación limpia. 
La acción es la misma, las metas podrían definirse de la siguiente manera: 
  • Levantar toda la basura y polvo del piso de la sala -> ¿Qué?
  • Tener una casa limpia -> ¿Por qué?
Podemos adaptar nuestra forma de plantear metas de acuerdo a que tan complicada nos parece la meta.


El punto de vista ¿Qué? nos ayuda a descomponer una meta especialmente difícil, en una secuencia de pasos que al completarlos se alcanzaría la meta automáticamente.

El punto de vista ¿Por qué? nos ayuda a ver con una mayor perspectiva una meta complicada. Apela a la motivación personal del por qué se quiere alcanzar dicha meta. Lo ideal para alcanzar esta meta es analizar los pros y los contras de alcanzar la meta.

Así podemos establecer la meta de bajar de peso de las siguientes formas:

  • Punto de vista ¿Qué? - ¿Que debo hacer?
    • Comer más verduras
    • Hacer  ejercicio
    • Monitorear el peso
  • Punto de vista ¿Por qué? - ¿Por qué quiero hacerlo?
    • Tener una mejor alimentación
    • Procurar una vida más saludable
    • Disminuir los riesgos de enfermedades. 
Como se puede apreciar, la meta es perder de peso. El cómo atacamos el problema, determina si tenemos éxito o no en alcanzarla. Las probabilidades aumentan si tenemos el autocontrol para seguir motivados en lograr nuestro objetivo. 

Succeed: How we reach our goals.
Heidi Grant Harveson

Editorial Hudson Street Press (Penguin group)
1a Ed. 1973
ISBN: 9781594630736