... se acabó 2019. Bueno, casi.


Cada año, por estas fechas, me siento frente a este procesador de palabras y me hago el propósito de escribir más. Eso demuestra la falta de atención a mis proyectos, la falta de compromiso y lo fácil que distraigo mi tiempo en otras cosas, como ver videos de gatos en facebook; y eso que odio los gatos. Para no dejar perder la bonita tradición del post de fin de año, heme aquí, tratando de reorganizarme y prometerme a mi mismo que el próximo año si voy a publicar mas en el blog.

Ya se siente el friecito. Se empieza a percibir el aroma a ponche al caminar por el mercado, los vendedores de lucesitas ya ponen sus puestos callejeros sobre las avenidas, las coronas de adviento  ya adornan las puertas de algunos departamentos vecinos, ha pasado "El Buen Fin" y el "Día de Gracias" está a la vuelta de la esquina. En resumen, ya es fin de año. Esta bonita época para algunos, triste para algunos otros, llega con todo el poder del consumismo y la mercadotecnia para que le demos nuestro dinero, que con tanto esfuerzo logramos hacer durante el año, a las grandes tiendas departamentales, corporativos internacionales, y en menor medida, en impuestos a nuestro amado gobierno. Pero los que no tenemos dinero (no vamos a entrar en detalles de las malas decisiones financieras que he hecho a lo largo de mi vida) no podemos darnos esos lujos. Al menos por mi parte, esta época es de alegría, de reflexión, de agradecimiento y de compartir con mis seres queridos. Ya sé que lo mismo se puede hacer durante todo el año, y creanme, lo hago. Lo especial de está época es hacer lo mismo pero con ponche. Porque a mi me encanta el ponche; con su cañita, sus manzanitas y tejocotitos; con piquete o sin piquete... mejor con. Me he encontrado que a mucha gente no le interesa en lo más mínimo celebrar las fiestas, y está bien. Después de todo, la Navidad es una celebración religiosa con la incorporación de bastantes tradiciones paganas; unas muy bonitas como El Árbol de Navidad, lo misma Corona de Adviento. ¿Santa Claus? Gracias Coca-cola. ¿Regalos? Si, una nueva MacBook por favor. Pero lo más importante, al menos para mi, es el amor que se genera por compartir con los seres queridos todas esas delicias en la mesa, por compartir conversaciones frente a la chimenea (la de verdad o la eléctrica), por compartir recuerdos de las aventuras del año, por compartir las metas del próximo y sobre todo por compartir los buenos deseos que sentimos por los que queremos. Desear a los tuyos salud, bienestar, trabajo, felicidad y amor son autenticas demostraciones de cariño.

Hoy México y el mundo en general se encuentra politizado y polarizado, falto de empatía, con carencia de cariño y lleno de odio gratis. Solo echen un ojo a los comentarios de la gente en las noticias publicadas en los diarios on-line. En algunos casos las cosas suben de tono de tal manera que la discusión de ideas sobre diferentes puntos de vista se vuelve una cadena interminable de insultos de unos contra otros. Espero que esta situación cambie pronto o que al menos, podamos aprender a separar y respetar las ideas distintas a las nuestras, no tomarlo personal; recuperar ese humor tan característico del mexicano y si se nos acabaron los argumentos o estos se vuelven insostenibles por la realidad (guiño, guiño Sr. Presidente) mandar a la gente a volar con algo de atención.  Por ejemplo: "Váyase usted a chingar a su madre!, pero vaya con cuidado y !Feliz Navidad!"

Felices fiestas, y ahora si, prometo escribir con mayor frecuencia, en serio...
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